miércoles, 27 de mayo de 2009

Hayao Miyazaki

Tomas mitología y folclor japonés, le añades un poco de feminismo, bastante ambientalismo, pacifismo y un toque para crear fluidez cinematográfica que hará que directores de animación del calibre de Brad Bird, Satoshi Kon y hay que decirlo de una vez, prácticamente todos los que vinieron después de ti, te consideren una de sus  más grandes influencias, y acabas con la que sólo puede ser la filmografía de Hayao Miyazaki, indudable maestro de la animación y genio del cine.

He de ser honesto, a pesar de mis mejores intenciones, hasta ahora sólo he podido ver cuatro ejemplos de la ejemplar filmografía de este que honestamente es de mis directores favoritos. Estas son "Nausicaä del Valle del Viento" de 1984, "Princesa Mononoke" de 1997, "El Viaje de Chihiro" de 2001 y "El Castillo Vagabundo" de 2004. Todas especiales, únicas y fantásticas a su manera.

Primero hay que notar los temas comunes. A Miyazaki le encantan la heroínas y las villanas; los protagonistas jóvenes (aunque juega bastante con esto en "El Castillo Vagabundo"); los paisajes verdes, bellos y naturales; las batallas entre el hombre y la naturaleza y el hombre contra el hombre, y en las que la única solución es el equilibrio y la paz; los elementos mitológicos, fusión del extenso folclor y mitología de Japón con uno que otro detalle occidental o de otra parte de Asia y bastante de su propia creación; los movimientos de cámara fluidos, dinámicos y que te dejan boquiabierto (uno de los mejores puntos a favor de la animación contra la acción real, que esta es limitada por la física y los límites de lo posible, mientras que en la primera, no hay tales límites), especialmente sus ya-características escenas de vuelo y claro, la música de su compositor de elección, Joe Hisaishi.

De las películas suyas que he visto, sólo "Mononoke" no tiene a una mujer como protagonista. El protagonista es Ashitaka, un joven príncipe de una aldea pacífica y en armonía con la naturaleza que se ve infectado por un hechizo de los espíritus de la naturaleza, iracundos por lo que el ser humano le está haciendo al mundo. Ashitaka debe encontrar la cura al hechizo antes de que le mate. Noble, dadivoso, comprensible, sacrificado, Ashitaka es casi el héroe perfecto, pero (y este es otro de los punto más brillantes de Miyazaki) en este mundo no hay blancos ni negros, así que Ashitaka cambia de bandos entre los que digamos serían el de la naturaleza y el del hombre.

El del hombre es liderado por Eboshi, una ambiciosa pionera del hierro que demuestra piedad y amor adoptando chicas de burdeles y dándoles trabajo honrado, pero que no parece tener mucho respeto a la naturaleza o a sus mismos dioses. El de la naturaleza es representado por Shishigami, el Dios Ciervo; los violentos e impulsivos jabalíes, liderados por el enorme Okkoto; los brutales y simples simios; los lobos, liderados por la enorme loba Moro, y su hija adoptiva humana, San, la mismísima Princesa Mononoke, y objeto del interés romántico de Ashitaka, y por último, los fascinantemente originales y simpaticos kodamas. El reino humano es el más cercano a Ashitaka, pero el natural representa bastante para él también, y no es sólo por San, por lo que defiende a uno y otro por igual sin decidirse por un solo lado, y esperando que al final todo se solucione de la mejor manera posible, la más pacífica.

"Mononoke", "Nausicaä" y "El Viaje de Chihiro" tienen como base central el tema del ambientalismo. En "Nausicaä", trás una guerra entre humanos, partes significantes del mundo han quedado sumergidas en nubes de esporas tóxicas donde solo respirar es mortal. En "Chihiro", la protagonista debe trabajar en la versión fantástica de los típicos balnearios/baños de vapor japoneses donde conoce al espíritu de un río, que se ha vuelto un "espíritu apestoso", criatura asquerosa y sucia, gracias a los desperdicios que le han sido arrojados a través del tiempo, incluyendo una bicicleta. En "Mononoke" el tema está clarísimo entre los hombres explotando el hierro y el bosque intentando defenderse de la terrible amenaza que estos posan.

Nuevamente "Mononoke" y "Nausicaä", pero esta vez incluyendo a "El Castillo Vagabundo" (su única adaptación, de la novela homónima de la británica Diana Wynne Jones), también son claras advertencias en contra de la violencia y la luchas entre los hombres, dónde los personajes centrales se presentan como héroes, no por pelear ciegamente de un sólo lado de la batalla, sino por tener el coraje de pedir a ambas partes que reconsideren sus diferencias y se den cuenta que la violencia sólo genera destrucción.

Por último, "Mononoke", "Chihiro" y "Castillo" también tienen una característica común, los personajes principales son ayudados en su misión por seres humanos con características sobrenaturales (aunque a veces parezca más bien al revés) y por quienes desarrollan cierto aprecio y hasta un poco de romance. Chihiro tiene al dragón/espíritu de río Haku. Sophie al hechicero emplumado Howl. Sólo en "Mononoke" los géneros se revierten y Ashitaka tiene a la princesa lobo San.

Los filmes de Miyazaki deben de ser vistos siempre con una mentalidad abierta, comprensión hacia el hecho de que muchos de sus elementos pertenecen a una cultura distinta, disponibilidad para volverse a ver y encontrarles nuevos significados a cada re-vista (y vaya que puedes verlos una y otra vez de maneras distintas) y, quizá lo más importante, ganas de subirte a un tremendo viajesote.

Viajesote de los buenos.

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Take some Japanese folklore and mythology, some feminism, quite a bit of environmentalism, pacifism and a touch for cinematic motion and flow that will lead animation directors of the caliber of Brad Bird, Satoshi Kon and, why not, pretty much all that came after you one of their biggest influences, and the end result could only possibly be the filmography of Hayao Miyazaki, undeniable master of animation and true genius of cinema.

I must be honest, despite my best efforts, I've only been able to see four examples from this, one of my favorite, director's filmography. These have been 1984's "Nausicaä of the Valley of the Wind", 1997's "Princess Mononoke", 2001's "Spirited Away" and 2004's "Howl's Moving Castle". All of them special, fantastic and unique in their own ways.

First, let's got over the common themes. Miyazaki likes heroines and female villains; young protagonists (although he kinda plays with this on "Howl's Moving Castle); green, natural and beautiful landscapes; struggles between man and nature, and man versus man, where the only real solution is in balance and peace; mythological elements, fusion of Japanese folklore and mythology with some tidbits from the West and elsewhere in Asia and quite a few of his own creations; flowing, mouth-dropping camera movement (one of the greatest pluses from animation to live-action, as this is limited by physics and the possible, while the first well, isn't), specially his characteristic flight scenes and, of course, music from his go-to composer, Joe Hisaishi.

Out of these movies, only "Mononoke" doesn't star a female character. The lead is Ashitaka, a young prince from a little town at peace with nature who suddenly finds himself cursed by the spirits of nature, enraged at what men is doing to the world. Ashitaka must find a cure for the curse before it kills himc. Noble, caring, sacrificed, comprehensible, Ashitaka is pretty much a textbook hero but (and this is one of Miyazaki's greatest strengths as well), there's no black and white in this world, so Ashitaka finds himself switching sides between, let's say, nature's and man's sides.

Man's is lead by Lady Eboshi, an ambitious iron pioneer that tends to show mercy and compassion by adopting girls from brothels and giving them honest work, but who seems to lack respect towards nature or even its gods themselves. Nature's is represented by Shishigami, the Deer God; the violent, impulsive boars lead by the enormous Okkoto; the brutal, simple apes; the wolves, lead by the huge female Moro, and her surrogate daughter, human San, the Princess Mononoke herself and object of Ashitaka's romantic interests and, finally, the fascinatingly original and loveable kodamas. While the human kingdom might be closest to Ashitaka, he still holds interest on the natural one, and not just thanks to San, which is why he defends one and the other pretty much the same, all while trying to get it all to work out the peacefully best way.

"Mononoke", "Nausicaä" and "Spirited Away" hold environmentalism as their core themes. In "Nausicaä", following a human war, significant portions of the world have been engulfed by clouds of toxic spores where mere breathing is deadly. In "Spirited", the main character finds herself working on a fantastic take on a typical Japanese bathhouse, where she meets a river's spirit, turned into a "Stink Spirit" thanks to all the debris thrown to its causeway over the years, including a bicycle. In "Mononoke" the theme's quite clear with men exploiting iron and the forest trying to defend itself from their terrible threat.

Once again, "Mononoke" and "Nausicaä", but including "Howl's Moving Castle" (his only adaptation, of the eponymous novel by British author Diane Wynne Jones) now also work as clear warnings against violence and fighting amongst men and where the main characters are heroes, not for fighting blindly on one side to the bitter end, but for having the courage to stand up and ask both side to think over their differences and realize that violence only leads to destruction.

Finally, "Mononoke", "Spirited" and "Moving Castle" share the common characteristic of having the main character be aided in their mission by human beings with supernatural characteristic (although sometimes it seems more like the other way around), for whom appreciation and even some romance is developed. Chihiro gets the dragon/river spirit Haku. Sophie gets the feathered sorcerer Howl. Only in "Mononoke" are the genders reversed and Ashitaka gets wolf princess San.

Miyazaki's films ought to be approached with an open mind, understanding of the fact that some of their elements are rooted in a very different culture, willingness to rewatch them and find them new meanings each time (and they sure can be rewatched over and over with different reading each time) and, perhaps the most important, desire for going on one hell of a trip.

One hell of a good trip.

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